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Hola a tod@s, primero que nada quiero agradecer sus hermosos comentarios, se que a much@s no les gusta leer por capítulos por lo que mi agradecimiento es mayor al haber hecho el esfuerzo de leer para poder darme su opinión, y no importa que en un futuro esta sea buena o mala, espero sigan haciéndolo porque cada una de ellas me hará crecer como escritora.
Y sí, me alegre muchísimo el saber que les haya gustado el prólogo, espero los siguientes capítulos también les guste >o<. Pero antes de pasar a este voy a tratar algunos puntos:
En respuesta a la pregunta de Lu Malandro, no te preocupes todas mis historias tendrán finales felices. Odio los tristes, ya hay demasiadas cosas malas pasando en la vida real para que hasta en el mundo de la imaginación también las haya, aunque no he de negar que antes del final feliz las cosas no son muy bonitas que digamos XD.
Segundo punto, por favor no duden en decirme cuando algo no les guste, o vean que la historia se esta volviendo pesada, es que esto es lo que temo, no estoy muy segura si estoy dando muchas vueltas en algunos temas o sí estos son necesarios para se entiendan algunas cosas.
Tercer punto, creo que la historia se esta alargando porque es también como un prólogo para las otras tres historias de esta saga, aquí mostrare un poco a los involucrados y sus personalidades, de algunos personajes más que otros, porque si lo hiciera de manera igualitaria para todos los que aparecen en la serie nunca acabaría XD.
Y por último quisiera hacerles saber que es muy probable que no haya más libros de esta saga, el porqué de esto se debe, a que aunque amo las sagas largas también me desesperan con tantos personajes que van surgiendo, al grado que uno ya ni se acuerda quien esta emparejado con quien, o a que especie pertenecía. Así que decidí hacer una saga que no sea tan larga para evitar estos problemas, aunque no si se llegara el caso pudiera haber a lo mucho solo uno o dos libros más, pero no creo esto muy probable.
Bueno ahora aclarado esto pasemos al primer capítulo, espero sea de su agrado ^o^
CAPÍTULO
1
Un
gran bostezo salió de su boca mientras mantenía todos sus sentidos alertas,
para detectar cualquier amenaza que se aproximara. No es que el trabajo de
centinela le aburriera, él había nacido para eso después de todo. Era sólo que a
pesar de llevar viviendo allí casi un año, aún se sentía raro el considerar ese
lugar como su hogar.
Recordaba
con gran pesar como fueron obligados a dejar la tierra donde habían vivido, y
que les había pertenecido desde siempre. Sin embargo estaba de acuerdo con su Alfa,
ellos ya no podían vivir en estas. La expansión de los humanos había sido el
factor determinante para tomar esa decisión.
Sus
tierras se habían ido reduciendo un poco con cada año que pasaba sin que ellos
pudieran hacer nada, hasta que la porción que podían usar para correr y cazar era
prácticamente inexistente. Sólo era cuestión de tiempo para que los humanos
descubrieran lo que ellos eran, y eso no podían permitirlo.
Moverse
a una ciudad relativamente pequeña fue la solución que encontró el consejo. Muchos
no entendieron el por qué no se quedaban, y hacían lo mismo que se planeo hacer
en el nuevo lugar asignado, para ocultar su verdadera naturaleza.
La
razón que les dio el consejo, fue que si se encontraban en un lugar totalmente
nuevo para ellos, les sería más fácil fingir y no perder el control, al tratar
de defender su territorio. Permanecer donde habían estado viviendo, ocasionaría
que los instintos territoriales les hicieran perder el temple y atacaran a los
humanos, exponiéndolos a todos ante el mundo.
Ahora
comprobaba que eso era verdad, podría apostar sus manos sin perderlas, a que si
un humano apareciera en ese momento queriendo entrar a hurtadillas, él se
molestaría y lo sacaría del lugar. Pero definitivamente no sentiría que su hogar, estuviera siendo amenazado.
Por
supuesto que la mayoría se opuso a la idea de vivir completamente entre los humanos,
sobre todo en una ciudad en la que no podrían correr libremente. Y abandonaron
la manada, con la intensión de reubicarse en otra, que aún no hubiera sido
alcanzada por el hombre.
Otro
Alfa los hubiera matado antes de permitir aquello, pero no su Alfa. Él había
comprendido perfectamente los sentimientos de su gente, y ante puso la
felicidad de los suyos, a su ego y orgullo como líder.
Esa
fue la razón por la que él le había seguido hasta allí, así como otros tantos
lo hicieron. Sabían que no encontrarían un mejor líder para que velara por
ellos, como el suyo había demostrado hacerlo. Así, de los ochenta y cinco
miembros que conformaban antes la manada ahora solo quedaban quince.
Aparto
esos pensamientos en cuanto vio que un par de vehículos se acercaban al lugar.
Sabía que se trataba de su Alfa con su escolta al reconocer los vehículos. Dos camionetas
Ford Escape, una en color negro que
lideraba el camino, y la otra de color rojo que cerraba la marcha. El orden en
que venían no era un hecho al azar, todo tenía una razón y propósito.
Tanto
los colores, las luces, los accesorios extras y la formación, eran códigos
claves para los vigilantes en turno. En ese momento en particular lo que todo
el conjunto de elementos decían, era que el trabajo fue hecho sin ningún
contratiempo y que todo estaba bien. Por lo que se relajo en espera a que ambos
vehículos aparcaran frente a la puerta principal, después irían a la cochera donde
la tercera camioneta y un carro estaban guardados. En cuanto lo hicieron se
acerco de inmediato, a la puerta de la Ford negra abriéndola.
―Bienvenido a casa, Alfa.
―Gracias Alan. En el carro
escolta viene algo, de lo que quiero que te hagas cargo.
―Claro que sí Alfa ¿Qué es lo
qu…? ―Él no pudo acabar de
formular su pregunta, porque repentinamente fue golpeado, en su muy sensible
olfato, por un terrible olor. Por instinto rápidamente cubrió su boca y nariz
con su mano izquierda, antes de incluso saber que lo había hecho―. ¡Por la diosa Luna!, ¡¿Qué
rayos es esa peste?!
―No seas un bebé llorón Alan,
nosotros tuvimos que soportar el olor durante todo el trayecto hasta aquí.
Ahora esto es tu problema. ―Acabando
la frase, Bram, arrojó sobre Alan un pequeño y frágil muchacho.
<<¿Cómo es qué alguien tan pequeño puede oler
tan mal?... Y más importante aún, ¡¿Qué diablos hace un humano aquí?!>>
Alan
lanzo una mirada interrogativa a los ejecutores de la manada, preguntándoles en
silencio lo que había cruzando por su cabeza,
pero todos ellos sólo se encogieron de hombros, mientras hacían un casi
imperceptible movimiento señalando a su Alfa.
―Al… ―Alan
rápidamente fingió una tos, cuando se dio cuenta de que estaba a punto de
cometer el error de llamar a su Alfa, Alfa,
frente al humano―.
Jefe que es lo que dispone que haga con él.
El
pequeño hombre se veía asustado, no podía oler en sí su miedo, pero es que era
imposible oler algo más, que aquel fétido olor a basura y Dios sabe que más. Sin
embargo todo su lenguaje corporal delataba su temeroso estado. También pudo
darse cuenta de que el chico tenía la intensión de huir.
El movimiento
nervioso de sus los ojos barriendo el terreno, en busca de cualquier ruta de
escape lo delataba. Y si había sido llevado hasta allí, era por una razón. Así que
antes de que el muchacho pudiera siquiera pestañar, lo apreso firmemente de los
hombros, lo que aumento el pánico en los ojos ámbar del chico.
―Llévalo adentro a que tome
un baño primero, una vez que esté limpio llévalo a mi despacho. Debemos acordar
como pagara por este costoso traje que echó a perder. ―Sin decir nada más, el Alfa
entró en el edificio perdiéndose por los pasillos, dejando aún más confundidos
a sus hombres.
Sí,
el traje era costoso, pero todos sabían que su Alfa odiaba los trajes. Fue únicamente
debido al trabajo que tuvo que realizar hoy, que lo había adquirido.
<<¡Pero si él mismo dijo que
quemaría la maldita cosa, una vez que la tarea concluyera!>>
Alan sacudió la cabeza sin entender nada, sin
embargo había recibido una orden, y él la
cumpliría enseguida. Agarrándole firmemente, se encargo de entrar con el chico, para que
tomara el tan necesitado baño. No se tenía que preocupar por dejar su puesto,
después de todos los ejecutores ya estaban allí, y ellos se encargarían de reorganizar
a los demás vigilantes, de manera que nuevamente su hogar estuviera bien asegurado.
Además
su Alfa le había encomendado esta misión, especialmente a él. Después de todo, ¿qué
era mejor que un centinela, para mantener un ojo sobre el humano?...
Absolutamente nada.
Saltó
cuando la puerta fue cerrada bruscamente detrás de él. No tenía miedo, claro
que no, tenía pavor. Nunca el dicho
de meter la cabeza en la boca del lobo había tenido un sentido tan acertado, y
casi literal, como en ese momento. Por supuesto que no había entrado allí por
decisión propia, pero el resultado era el mismo para el caso.
Volteó
a mirar fijamente la puerta cerrada, tratando de encontrar una explicación al
porqué no le habían matado en cuanto le tuvieron en su territorio. Tal vez el olor era demasiado para los lobos,
si la reacción del lobo que le encerró en el cuarto de baño, era una señal de
ello.
<<Si ese es el caso, creo que
después de todo, ya no quiero bañarme>>
Sacudió
su cabeza molesto consigo mismo, hace poco más de veinte minutos estaba
contento de que por fin iba a morir, y ahora lo único que quería era aferrarse
a su mierda de vida.
<<Realmente estoy jodido de la
cabeza, tal vez soy bipolar, ¿o tendré personalidades múltiples?>>
Fuera
lo que fuera, no cambia para nada la situación en la que se encontraba.
Nerviosamente giró sobre sí mismo para estudiar el lugar al que fue
prácticamente lanzado. Se veía como un cuarto de baño normal. Incluso se
parecía al que había en su antigua casa.
Sólo que este no estaba desquebrajado, era un poco más grande, estaba limpio,
había una cómoda que suponía contenía toallas limpias, una cesta para la ropa
sucia, productos de limpieza, y claro lo principal, este SÍ contaba con agua en las tuberías.
<<Al menos no es una mazmorra, o
un cuarto de torturas>>
Suspirando
obligo a sus extremidades a moverse, tal vez ahora no estaba muy seguro de
bañarse, pero si no lo hacía moriría congelado.
<<¡Genial! que panorama tan
alentador, si no muero a manos de los lobos voy a morir de hipotermia.
Insisto, mi suerte apesta… al igual que
yo en estos momentos>>
Empezó
a quitarse la ropa, pero cuando estaba a punto de ponerla en la cesta dudo. Esta
estaba tan limpia, y su ropa tan sucia, que sin duda la mancharía. Con cuidado
se deslizo a través del cuarto hasta llegar a la tina con regadera, y allí
lanzo su ropa sucia junto con sus viejos y muy desgastados tenis.
<<Es mejor aprovechar para lavar
todo de una vez… Aunque lo más probable,
es que terminen manchadas con mi sangre, más tarde cuando acaben conmigo.
¡Rayos! Mi cabeza está hecha un lio.
Sería más fácil si dejaran de enviarme señales contradictorias. ¿Por qué
demonios se portan amables si van a terminar matándome?>>
Gruñó
lleno de frustración por no entender lo que querían de él. Pero decidió que no
importaba cuanto se devanara los sesos, no entendería la retorcida mentalidad
de sus captores. Resignado comenzó con el ritual para su aseo. Abrió primero
una llave y luego otra, tratando de ver cuál era la del agua fría, y cual la
caliente.
Sabía
el funcionamiento teórico, aunque nunca hubiera utilizado una regadera o tina,
mucho menos las dos en una. No contaba la desmoronada tina que había en su
antiguo, y ahora incinerado, refugio. Claro que se había metido en ella
imaginando que las tuberías funcionaban, y simulaba que se bañaba como la gente normalmente lo hacía.
<<Al menos esta situación me dará la
oportunidad de saber lo que es tomar un baño con agua caliente… Hmmm bueno en
realidad, lo que será tomar un baño normal y no uno de lengua>>
Tambaleándose
entró en la tina para ponerse bajo el chorro de agua. Su temperatura era tan
diferente a la templada del agua, que le causo una sensación de ardor y
malestar en la piel. Apretó fuertemente los dientes, sabía que tenía que
soportar esa molestia, si quería recuperar su calor corporal.
Sus
piernas apenas le sostenían, el cansancio y la falta de alimentos de los
últimos días le estaban pasando la factura. Peleó por seguir consiente usando
las últimas reservas que tenía, para lograr terminar todo el proceso de su baño.
Pero la sensación del agua tibia cayendo sobre él como una caricia, sacando
poco a poco la tensión acumulada en sus músculos, estaba ganando la batalla.
Sabía que era
una locura relajarse en una situación tan peligrosa como en la que se
encontraba, pero no podía evitarlo. Estaba tan malditamente cansado de siempre
estar alerta, de nunca bajar la guardia porque algo malo podía pasar en
cualquier segundo, que lentamente se deslizo hacia abajo hasta quedar recostado
sobre sus mojadas, y aun sucias prendas.
Eso
no le importo, lo único que quería era cerrar los ojos y descansar un momento.
Fingir que todo estaba bien y llevaba una vida normal, como la que veía
constantemente a su alrededor. Siempre se sentía como si él fuera un mero espectador
viendo la televisión, y aun cuando acercara la mano tratando de alcanzar lo que
observa, el vidrio de la pantalla se lo impedía.
Con
el pie movió un poco su camisa para que no obstruyera el flujo del agua, y esta
siguiera llevándose toda la porquería que le cubría, tanto en el cuerpo como su
cansada y lastimada alma. Se acomodó lo mejor que pudo recargando la cabeza en
la orilla de la tina, alejándola de la caída de agua para poder respirar bien.
Estaba
a punto de quedarse dormido, cuando escucho la conversación que se estaba
llevando a cabo, fuera de la puerta del baño. Normalmente nadie, ni siquiera un
cambiaformas, sería capaz de escucharla. Porque aparte de que estaban hablando
en voz baja, el ruido del agua cayendo era suficiente para impedir oírla.
Pero
él se había obligado durante todos esos años, después de que fuera desterrado
de su colonia, a agudizar sus sentidos hasta el límite de lo inimaginable, para
poder mantenerse a salvo. Ahora podía escuchar la conversación como si se la
estuvieran gritando en el oído.
―¡Ya me entere de lo
que paso Alan!
―Diego, me extrañaría más si
me dijeras que no te habías enterado aún. En lugar de una guarida de lobos,
parece un cuartel de secretarias chismosas.
―Vamos mi gruñón amigo, como
si la noticia de un humano entrando en territorio de lobos, no fuera algo que
se extendiera como pólvora…
Él
dejó de prestar atención, cuando una palabra de la conversación, se filtro en
su aturdido cerebro.
<<¡¿Humano?!... ¿Creen que YO soy
un HUMANO?… Esperen, ahora que lo pienso una vez escuche que a pesar de ser
agresivos, hay lobos pueden tener cierto apego hacia los humanos.
¡Esa debe ser la razón por la que no me
mataron!
Claro, si viven en una ciudad en lugar
de un bosque o cualquier sitio alejado de la civilización, es porque deben ser de
ese tipo de lobos… Y cuando se enteren que no soy humano, sino que soy un cambiaformas,
y para colmo uno de gato negro será
mi fin.>>
La
desesperación volvió a apoderarse de él. Una cosa era no estar seguro de lo que
le iban hacer, o lo que querían, de un cambiaformas gato, y otra muy distinta era
lo que pasaría cuando se enteraran que él NO
era un humano. Lo más seguro era que pensaran que les había engañado, para poder
entrar a su territorio con fines oscuros.
Entonces
no le iban a matar de inmediato, no señor, lo que harían sería torturarlo por
días e incluso meses, tratando de obtener el porqué estaba allí. Nunca iban a creerle que era una
víctima de la mala suerte, y que había estado en el lugar y la hora
equivocados.
<<¡Jodida suerte la mía!, ¿ahora
qué voy a hacer?>>
Presa
del pánico estudio nuevamente el cuarto. Claro que eso no hizo que apareciera otra
puerta, o una ventana por la que él pudiera escapar. Tampoco había algún ducto
de ventilación o algo parecido. Sólo una puerta, y ahora estaba custodiada no
por uno, sino por dos lobos.
Mordió
con fuerzas su labio inferior, hasta el punto de hacerlo sangrar, pero estaba
tan aterrorizado que ni siquiera lo noto.
Su cabeza trabajando a un millón por milisegundo, tratando de encontrar
una salida de allí, o al menos un plan que pudiera llevar a cabo. Finalmente algo
se le ocurrió, era una acción muy arriesgada, pero qué más daba. Lo peor que
podía pasar es que lo mataran al tratar de huir. Cosa que harían aun si se
quedaba quieto.
<<¡Genial! sigo con eso de que mis
únicas opciones son morir o morir… Pero si estoy condenado a hacerlo de una forma
u otra, escojo la que sea más rápida e indolora posible... a no ser que la desgraciada de mi suerte, intervenga dándome
la peor>>
Rezando
en silencio porque su inseparable compañera no hiciera de las suyas, y con el
mayor sigilo que podía para evitar hacer mucho ruido, sin importarle ya lo más
mínimo lavar su ropa, busco entre todos los productos de limpieza que allí se
encontraban, algo que le sirviera. Cuando destapo el quinto frasco, tuvo que
ponerle rápidamente de nuevo el tapón, aquello tenía un olor muy fuerte a
flores y otras cosas dulces.
Era
sin duda de alguna de las hembras de la manada. Aguantando la respiración abrió
otra vez el shampoo, y prácticamente se lo vacio encima. Esperaba que al igual
que la basura, esto enmascarada su olor, aunque fuera por poco tiempo para que
su plan tuviera existo. No utilizo mucha agua para enjuagarse, pues no quería
que el olor se diluyera demasiado.
Con
cuidado cruzo el cuarto, llevando en brazos su ropa medio escurrida y la
deposito en la cesta, ya sin preocuparse de mancharla. Luego fue hacia la
cómoda y como había sospechado, allí había toallas y también batas. Opto por la
toalla, entre menos tela la probabilidad de éxito era mayor. Con su suerte,
algo más holgado le haría atascarse y fracasar miserablemente, mientras trataba
de huir.
Apenas contuvo el ronroneo, ante la sensación de aquel esponjoso trozo
de tela, con el que frotaba su cuerpo. Nunca su piel había sentido tal
suavidad. Sacudiendo la cabeza, se obligó a salir de la ensoñación producida
por ese pequeño “pedazo de cielo”. No la abandono en cuanto termino de secarse,
al contrario la ato en su cintura. Respirando hondo, y sacando valentía de Dios
sabe dónde, se dirigió a la puerta y la abrió.
Y bien ¿qué les pareció?... Por favor no duden en comentarlo, eso me anima a seguir. Por el momento eso es todo, esperen muy pronto más de mis locuras q(^o^)p...
Hola Lady :D
ResponderEliminarMil gracias por responder y me has quitado un gran peso de encima, no importa lo difícil que sea el camino, siempre y cuando tengan su "felices para siempre" y también estoy de acuerdo en que sea un serie corta, porque cuando las hacen tan laaaaaaaaaargas, se necesita un mapa jajaja, en cuanto pueda leo el capi y si no puedo(es que ahorita estoy un poco ocupada) la leeré cuando este completa, hasta pronto, besosss
El inicio es prometedor, a ver si sigue asi :D
ResponderEliminarSaludos y espero que actualices pronto, se ve genial ^.^
Bye
hola lady, me encanta la historia, ya me puse al dia y estaré pasando a dejarte mi opinión...hasta ahora va genial...pobre gatito dale un poco de respiro jajajaja no se si se me paso pero todavía no sabemos el nombre del gatito verdad?...quería preguntarte también si cada cuanto tendremos los capi...asi los esperamos ansiosas...feliz viernes besos
ResponderEliminarHola!!!
ResponderEliminarTu eres la culpable de enamorarme de esta trama jajaj ahora no puedo esperar a poder ponerle mis garritas al siguiente capitulo sfasdafsdas, a mi en lo personal me encantan las sagas jajaja no se tengo un gusto enorme por ellas :D ♥ oh y respecto a que tendra un final feliz eso me tranquiliza mucho safsdafsd amo los finales felices... Muchas gracias por este nuevo capitulo, ahora me dejas con las ansias de leer el proximo ;)
Me ha encantado para cuando el proximo capi me he quedado con ganas de mas \(^,^)/
ResponderEliminarGracias por otro capitulo va muy bien estoy deseando que pongas el siguiente capitulo
ResponderEliminarHola Lady Dragon me encantó el capi. Que bueno q el gatito ya tiene un plan y no se deje arrastrar simplemente por su mala estrella. =)
ResponderEliminarMe encanto el capítulo. Pobre del gatito no sale de una para entrar en otra. Vamos a ver cómo le va con el plan. Muchas gracias por compartirlo con nosotras/os.
ResponderEliminarBesos y Abrazos
ME ENCANTO.LA FOTO FANTASTICA
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