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Hola a tod@s, como prometí, hoy les traigo el capítulo 3, al menos hasta el capítulo dos todo va bien porque al parecer a todos les esta gustando la historia, espero siga así ^o^.
Antes de pasar a la historia quería hacer hincapié en otro asunto que mis historias comparten hasta el momento. Comencemos con esta peculiaridad:
Los que han leído mis historias habrán visto que no doy nombre de ciudades, esto se debe a que quiero darle al lector un margen mayor para utilizar su imaginación, ya que así ustedes son los que deciden si quieren ubicar la historia en cualquier lugar del mundo que quieran, e incluso pueden crear su propio mundo. No sé si lo logro, espero que sí XD.
Ahora dicho esto, ya no les entretengo y pasemos al capítulo de hoy, disfrútenlo q(>o<)p...
CAPÍTULO
3
Tenía
miedo, siempre lo tenía, era un sentimiento persistente que le acompañaba,
cuando entraba en acción. Si alguien
llegaba a enterarse de ello, lo más seguro es que se negarían a que él les
atendiera. A veces en realidad sentía que era un fracaso como médico. Y es que
por Dios ¿Qué clase de doctor tenía miedo de atender heridos?
Aunque
para ser justo no era temor a la sangre, heridas, agujas o algo por el estilo. No,
era más bien miedo a no ser capaz de salvar la vida de su paciente, lo que por
desgracia ya había sucedido en el pasado. Estaba plenamente consciente de que
la muerte formaba parte del ciclo de la vida, pero que lo entendiera no le
hacía más fácil aceptarlo cuando irremediablemente, ese cruel suceso ocurría.
Entonces
él quedaba hecho un revoltijo de emociones, en las que predominaban la
desolación, la rabia, la tristeza, la impotencia y el remordimiento. Esa era precisamente la razón de su irracional miedo,
cuando atendía a alguien. Lo único que le mantenía al pie del cañón eran las
palabras que su abuelo le dijera cuando era un pequeño niño.
Recordaba
cómo ese día había estado sentado en el jardín de su casa, llorando por la
pérdida del pobre animal en turno, que se había encontrado herido. En esa
ocasión estaba jurándose a sí mismo nunca más recoger a otro, cuando su abuelo
llego para brindarle un reconfortantemente abrazo y tras unos momentos, en los
que le dejo sollozar, le susurro con su profunda y amable voz:
“―Sé cuánto te duelen estás perdidas hijo,
y sé lo que sientes pues lo he vivido en carne propia. Tú y yo somos iguales.
>>Has nacido con un don, pequeño mío. Tus manos
traen vida, más que muerte. Nunca dudes de eso. Si el destino te eligió a ti,
de entre todos los demás, es porque eres fuerte. Incluso más de lo que tú mismo
piensas...”
En
ese entonces Doc no había entendido el significado de esas palabras, y aún
ahora a veces él dudaba que lo hiciera plenamente. Lo único que sabía era que podría
tener miedo de que el resultado no fuera el que él deseaba, pero tampoco podía
ignorar el llamado que le hacía correr hasta ese alguien que le necesitaba.
Siempre
había logrado pararse entero y realizar su trabajo. Además debía reconocer que no
todas las cosas eran malas, había momentos llenos de dicha. Como cuando, al
salvar una vida, veía que les había devuelto la alegría a personas que ni
siquiera había tocado.
Poniéndose
los guantes de látex, dio un par de profundas respiraciones y exhalaciones,
desasiéndose de toda emoción innecesaria. No permitiría que su temor gobernara
en esos momentos críticos, en los que debía de llevar a cabo su labor. Porque
después de todo, y antes que cualquier otra cosa, él era un sanador.
Y ahora aparte de su deseo por ayudar a los demás, había algo más
por lo que Doc estaba determinado a utilizar su don. No porque su paciente
actual, fuera ni más ni menos que la pareja de su Alfa. No, era debido a que
era la pareja de su más grande amigo, al que consideraba prácticamente su hermano.
Doc había sido testigo de primera mano,
de cuanto Daniel había sacrificado por ellos. Si alguien merecía un poco de
felicidad era él, y su meta ahora era asegurarse de que tuviera una oportunidad
para hacerlo.
Sin
perder más tiempo se puso a trabajar. Apenas estaba comenzando, cuando maldijo
interiormente, la exploración preliminar que estaba realizando. Era momentos
como ese, en los que se alegraba de no haber cedido ante los comentarios ácidos,
de algunos de sus antiguos compañeros lobos, sobre tener un gran suministro de
medicamentos para humanos, cuando ellos no
los necesitaban.
Por
suerte, Daniel siempre le había abastecido con todo cuanto pedía, sin
cuestionarle nunca. Claro que mucho de ese material jamás llego a ser utilizado,
sin embargo cuando sucedía eso, se había asegurado de que este llegara a manos
de quien sí lo necesitara. Gracias a eso, ahora podría cerrarle la boca a más
de uno, pues tenía todo lo necesario para ayudar al pequeño hombre a sanar, de
una forma más humana que sobrenatural, de manera que su
recuperación no pusiera en riesgo su vida.
Mientras
más trabajaba sobre el cuerpo maltratado del felino, se empezó a dar cuenta con
horror que el problema no era reciente, ni siquiera de días, semanas o meses, era
de años. No quería hacer aún ninguna conjetura, pero sabía que tendría que
darle un informe a su Alfa cuando terminara allí, y ninguno de los dos iban a
estar muy contento, de decirlo y escucharlo respectivamente.
Más
que un lobo, Daniel ahora parecía un león enjaulado, por más irónico que sonase
en esos momentos. Dando vueltas sin parar por el ancho pasillo, mientras que de
su garganta salían sonidos irreconocibles, que eran una extraña mezcla entre
gruñidos y lamentos.
Doc
le había obligado a abandonar el cuarto, recurriendo al argumento de que su
presencia estorbaba más que ayudaba a su compañero, y a pesar de que estaba
consciente de que aquello era cierto, no podía evitar estar molesto por eso. Principalmente
porque ya había pasado, lo que a Daniel le parecían, años.
Sabía
que estaba a menos de medio minuto de destrozar la puerta, para entrar allí y permanecer
junto a su compañero, dijese Doc lo que dijese. Fue entonces cuando una pequeña
pero firme mano agarro su brazo derecho. Daniel inmediatamente volteo hacia
abajo y vio a María.
El
rostro siempre amable y suave de la loba, mostraba preocupación pero al mismo
tiempo, y de forma extraña, su mirada le infundió un poco de calma. Ella
siempre había tenido ese efecto en él, no sabía si era porque le recordaba
mucho a su madre, o porque se había hecho cargo de él en lugar de ésta.
Todavía
recordaba el día en que siendo aún un niño, el Alfa de una de las manadas
vecinas había aparecido para a llevárselo y entrenarlo como su sucesor, haciendo
que dejara atrás a sus padres y hermanos, integrándolo así a la manada a la que
ahora pertenecía. Fue la época más difícil para él, pero había sobrellevado
todo gracias a María y la pareja de ella.
―Todo estará bien Daniel. ―El que se dirigiera a él sin
usar ningún título, siempre le hacía sentir algo cálido. Pero hoy, ese sentimiento creció más, al ver la férrea
determinación en los oscuros ojos castaños de la mujer―. El destino no te llevaría
hasta tu compañero, sólo para arrancártelo de esta manera. Debes aferrarte a
esa creencia. Ahora deja que Doc haga su trabajo sin interrupciones, y pronto
podrás tenerlo nuevamente en tus brazos.
Él asintió
sin decir palabra, aunque dudaba que de haberlo intentado, de sus labios
saliera algo distinto a un quejido lastimero. Siguiendo el consejo de María, se
aferró a la esperanza de que todo saldría bien, así que termino finalmente sentándose
a la espera de que la puerta se abriera por sí sola.
No
sabía en qué lugar se encontraba, o si aún seguía dormido y tenia uno de esos
sueños, en los que él vivía una vida normal. Se inclinaba más por esta última
opción, aunque nunca había tenido un sueño tan realista antes.
Lentamente
paso una mano por las mantas que le cubrían. Eran suaves, limpias y no estaban
rotas como las que lograba conseguir en muy raras ocasiones. El colchón en el
que estaba también se sentía tan real y confortable, sin bolas o resortes
salidos que se le encajasen.
Pero
a pesar de toda la comodidad en la que se encontraba, él permanecía rígido como
una tabla. Tenía miedo de moverse mucho y que entonces todo se desvaneciera
cual humo. Por esa misma razón tampoco era capaz de parpadear, a pesar de lo
secos y pesados que se sentían sus ojos. Era una ilusión demasiado bonita, como
para que desapareciera tan repentinamente como había aparecido.
Olfateó
el aire, con la esperanza de saber si eso le podría ayudar a definir lo que
estaba realmente pasando. Varios olores llegaron al él, confundiéndolo todavía
más. Había olores familiares y extraños por igual. Pero lo que más le desconcertó,
fue percibir en cada rincón del cuarto la esencia a lobo. Cuando ese
conocimiento logro filtrarse en su cerebro, los sucesos anteriores le golpearon
tan dolorosamente, que pareció que un camión le hubiese arrollado.
Con
los instintos haciéndose cargo de él, trató de levantarse para huir de allí. Lo
cual, había sido sin duda alguna, un gran error. Todo su cuerpo fue súbitamente
atravesado por un estridente dolor. De su seca garganta escapo un grito ahogado
de agonía, mientras que sus ojos se llenaban de lágrimas.
Permaneció
mortalmente quieto durante unos minutos, en lo que el dolor pasaba y el cuarto
dejaba de girar. Con la mano derecha trató de deshacerse de las lágrimas que
surcaban su rostro, y entonces notó que su brazo se encontraba conectado por
una aguja, a una delgada manguera transparente, hasta una bolsa que colgada
alta desde una extraña armazón de metal.
Aun
mas confundido que antes, si es que eso era posible, se esforzó por ver lo que
le rodeaba. Él ya había visto habitaciones iguales, varias veces desde las
pantallas de televisión de algunos establecimientos o aparadores. Habían salido
en distintas programaciones como noticieros, películas y telenovelas. Era sin una
especie un cuarto de hospital.
No
obstante, dudaba mucho que verdaderamente estuviera en un hospital, ya que
aparte de medicamentos y lobos, no había ningún otro olor que indicara que
hubiera más pacientes allí, o humanos para el caso. Bueno al menos de una sola
cosa estaba seguro ahora: no estaba dormido
ni muerto. El mareo y dolor que sintió, eran pruebas indudables de ese hecho.
<<¿Qué rayos sucedió?... ¿Qué hago
aquí?... ¿Por qué sigo vivo?>>
Por
más que trataba, su cerebro no encontraba las respuestas a todas sus incógnitas.
Tampoco tuvo mucho tiempo para preocuparse de eso, cuando la puerta se abrió y
un cambia formas de lobo entro mirándole directamente.
―¡Me alegra que finalmente
haya despertado!
A
pesar de que la voz era suave y no era para nada amenazante, él no pudo evitar
que todos los vellos de su cuerpo se erizaran, y las ganas de huir regresaran
con renovadas fuerzas. Sus ojos se movieron frenéticamente por todo el lugar
buscando una vía de escape. Sabía que no estaba en condiciones para la carrera
que tendría que realizar, pero eso no significara que su instinto lo
comprendiera.
―Tranquilo, aquí está a salvo,
nadie le lastimara lo prometo. ―Se
apresuro a decir el lobo, cuando al parecer olio el pavor que salía en grandes
oleadas del él. Deteniendo al mismo tiempo cualquier avance hacia su dirección,
quizás para que viera que sus palabras eran verdaderas.
Desconfianza,
confusión y miedo se mezclaban en su interior, girando rápidamente en un
remolino, que le hizo marearse más de lo que ya estaba. Arriesgándose a un
ataque, pero sin poder evitarlo, cerró fuertemente los ojos tratando de que la
bilis que subía por su garganta regresara a su lugar.
No quería
devolver el estomago, sabía que no tenía nada, sin embargo nunca la había
gustado la sensación que esa acción le ocasionaba. Además de que no tenía ni la
menor duda que al hacerlo, el dolor que aún persistía agravaría más. Cuando de
nuevo abrió los ojos vio que el lobo permaneció en su lugar, y al parecer no
había movido ni un solo musculo.
Eso
hizo que las palabras dichas tuvieran peso, y le dio el beneficio de la duda. Dando
un salto de fe relajó su postura, lo que
le indico al otro que podía acercarse. El lobo así lo hizo, teniendo cuidado de
que todos sus movimientos fueran mesurados y cuidadosos.
―Antes que nada déjame presentarme,
soy el médico de la manada y todo el mundo me llamo Doc, puede llamarme así
también. Ahora quisiera saber ¿cómo se sientes? ―Terminó preguntando
Doc, cuando finalmente llego a la silla se sentó y permaneciendo inmóvil, esperando
con calma a que él le contestara.
Trató
de responder, pero como el intento anterior, cuando choco por primera vez con el
que al parecer era el líder de la manada, de su boca sólo salieron sonidos
estrangulados sin sentido. Frustrado llevo su mano izquierda hasta su cuello, y
apretó ligeramente frunciendo el ceño.
―¿Me permite? ―Suavemente preguntó Doc haciendo
amago de acercarse, pero deteniéndose a medio metro del chico esperando que
diera su aprobación.
Los
ojos del color del wisky lo miraron con miedo y desconfianza, y por un momento él
pensó que se negaría, pero el minino asintió lentamente. Su cuerpo tenso era un
claro signo de que no debía hacer movimientos bruscos. Lentamente llego a la
orilla de la cama, y con movimientos aún más lánguidos, acerco su mano al
rostro del felino.
A sólo
cinco centímetros de la cara, detuvo su avance nuevamente, midiendo las
reacciones de su paciente. La mirada del felino desmenuzaba todos sus
movimientos a la espera de un ataque, de eso estaba seguro. Todo su lenguaje
corporal hablaba de desconfianza y miedo. Lo que afianzaba más su teoría de lo
que posiblemente había sufrido el chico.
Su
cuerpo hablaba de años de maltratos y prohibiciones. Incluso para un
cambiaformas, si no se recibía suficiente comida en la etapa de desarrollo, eso
repercutía posteriormente en su calidad de vida. Y por lo que se veía, al felino
apenas le daban la comida necesaria para mantenerle solamente vivo.
De
esa manera se aseguraban de que no tuviera las suficientes fuerzas, para
escapar de donde le tuvieran cautivo. Aquello le hacía preguntarse, cómo rayos
había hecho el gato, para lograr tal hazaña. Según le había dicho su Alfa, su
pareja estaba corriendo por las vacías calles mientras llovía, en lugar de
estar bajo resguardo.
Tal
vez por descuido sus captores habían dejado su jaula abierta, o pensaron que
estaba tan débil que no podría mover ni un sólo dedo, así que ni siquiera se
molestaban en tenerle bajo llave. Sea cual fuere la razón, esos estúpidos ignoraban
que un animal es más feroz, y determinado a todo cuando está herido y a punto
de morir.
Todavía
recordaba, y estaba seguro de que jamás olvidaría, la mirada en la cara de su Alfa
cuando le tuvo que informar acerca de sus suposiciones, y de la condición en la
que se encontraba su pareja. Pensó que el hombre se derrumbaría allí en medio
de cuarto. Y aunque no fue así, cosa que hizo que le respetara y apreciara aún
más, su aura seguía sintiéndose melancólica
y rabiosa al mismo tiempo.
Al
ser el Alfa, sus estados de ánimos afectaban a toda la manada, razón por la
cual todos en el recinto se sentían inquietos y aprensivos. Fue esa la razón
por la que le pidió salir de la habitación, en cuanto el felino comenzó a
mostrar las primeras señales de que no tardaría mucho en despertar. Como su
Alfa se negó a hacerlo, Doc tuvo que escoltarlo fuera y le costó unos buenos
quince minutos, para convencerle que se quedara fuera hasta que le llamara.
Tenerlo
cerca en esos momentos no sería para nada bueno, si Doc quería ayudar al
pequeño hombre. Por lo que él tenía que estar lo más calmado posible, para que
el otro no reaccionara negativamente, y se hiciera más daño tratando de escapar. Finalmente su mano toco el rostro del cambiaformas
gato. El temblor que sintió le hizo saber que su toque le era incomodo, pero
por suerte no se aparto. Con un ligero movimiento de su pulgar le indicó al
otro que abriera la boca. Mientras que con la otra lentamente acercaba una
pequeña lámpara, que le permitiría ver en el interior.
Utilizar
el laringoscopio[1] era una mejor opción, pero
menos viable en esos momentos. Era más invasivo y en un caso como este, en que
su paciente estaba muy aprensivo, podía alterarle más de lo que ya estaba. Por
suerte la visión de un cambia formas, era por mucho superior a la de los
humanos, y eso sería suficiente para poder ver lo que necesitaba.
―Diga, aaahh
Pidió
suavemente sin despegar los ojos de la boca de la pareja de su Alfa. Enseguida
éste trató de reproducir el sonido, permitiéndole así saber que estaba mal con
él. Doc se retiro tan lento como se había acercado y volvió a tomar asiento en
la silla antes de comenzar a hablar.
―Creo que tiene muchas
preguntas, al igual que nosotros las tenemos, ―Levanto la mano, cuando sintió que el otro
quería hablar, en un gesto que indicaba que no lo hiciera― pero tendrán que esperar un
poco. Por suerte no hay ningún daño permanente, aun así usted se encuentra en
muy malas condiciones.
>>Nada
que no se pueda arreglar con descanso y una gran cantidad de alimentos. Una vez
que coma lo suficiente, su cuerpo comenzara a sanar de manera natural, sin
ayuda de los medicamentos y sueros, que le estoy proporcionando en estos
momentos.
>>Incluso
le puedo asegurar que recuperara el habla al cien por ciento. Aunque para esto tendrá
que hacer unos cuantos ejercicios más adelante, por el momento tendremos que
buscar otra forma en la que pueda comunicarse, ¿Sabe escribir?
Él rápidamente
asintió, aunque técnicamente aquello no era verdad, tampoco era mentira. Nunca
había escrito en su vida. Realmente nunca vio la necesidad de hacerlo, pero sí
que había asistido a clases por
decirlo de alguna manera.
Cuando
era más joven había pasado gran parte de su tiempo cerca de las escuelas, no
tanto para poder aprender, aquello fue sólo un beneficio extra. Lo hizo porque eran
los mejores lugares para conseguir comida, fácil, rápido y lo mejor: gratis. La
gente se sorprendería de ver la cantidad de alimentos que los niños y
adolecentes tiran.
Hubo
ocasiones en las que vio como, sobre todo las niñas, arrojaban a los basureros
más de la mitad de sus almuerzos, escuchándoles decir que no querían engordar. Aquellas
declaraciones en su momento le confundieron enormemente, esas chicas ya
parecían esqueletos andantes. Él se les acercaba bastante en apariencia, pero
porque conseguir comida suficiente para que su cuerpo tuviera oportunidad de
almacenarla, era algo inalcanzable para él.
Se
tensó un poco cuando el lobo volvió a levantarse, pero enseguida se tranquilizo
viendo que se alejaba. Caminando hasta un pequeño escritorio, que si bien vio
antes, en su desesperación por huir no le dio mucha importancia al no servirle
para escapar.
Pero
ahora que veía bien, ya sin la bruma causada por acabar de despertar y
posteriormente por el agudo dolor que había atravesado su cuerpo, el cuarto no
sólo se veía como una habitación de hospital. En una esquina el mobiliario
cambiaba al de un pequeño consultorio, únicamente conformado por un escritorio,
una silla y un estante en el fondo.
Vio
como el lobo abría un cajón, sacaba una pequeña libreta y luego tomaba un
bolígrafo, descuidadamente colocado sobre la superficie del escritorio. Con los
mismos movimientos mesurados de antes, se los acerco. Él maldijo interiormente al
ver que sus manos temblaban, cuando con precaución, tomaba las cosas ofrecidas.
Sí,
tenía miedo, pero había una gran diferencia entre sentirlo y mostrárselo abiertamente al otro, algo que hacía
que se recriminase a sí mismo. No le
gustaba aquella molesta sensación, aunque para estas alturas de su vida ya
debería de haberse acostumbrado, no era así. Podría ser pequeño pero todavía
era un predador, y como tal no le gustaba sentirse la presa.
Justo
cuando había logrado controlar algo el temblor de sus manos, para tomar la
libreta y el bolígrafo, la puerta fue abierta de forma repentina. Haciendo que
la reacción instintiva de tratara de alejarse, regresara nuevamente cobrando
nueva vida. Pero su lastimado cuerpo, con otro recordatorio de su actual estado
se lo impidió, sumergiéndolo directo en una vibrante agonía.
Cuando
el dolor mitigo lo suficiente para permitirle abrir nuevamente los ojos y
respirar con más normalidad, se encontró de cerca con un atractivo rostro. Muy
cerca en realidad, esto sin duda hubiera provocado otro ataque de pánico, si no
fuera porque él había querido ver esa cara otra vez. Claro que ni él mismo fue
consciente de ese deseo, hasta que la tuvo frente a él otra vez.
Los
ojos azules, que recordaba tan claramente, estaban a tan sólo un palmo de
distancia, así que pudo ser capaz de ver las motas platas que en ellos había. Además
esos ojos, que emanaban tanta fuerza y autoridad característica de los Alfas, mostraban
también genuina preocupación en esos momentos.
Ladeo
su cabeza en señal de confusión, no entendía porque ese poderoso lobo, que le
hacía tener la imperiosa necesidad de ofrecerle sin resistencia alguna su absoluta
obediencia, estaría preocupado. Le gustaría saber qué podía causar tal
inquietud, y así tal vez él podría hacer algo que solucionara su abatimiento.
Un escalofrió
recorrió todo su cuerpo, pero a diferencia de los anteriores no fue por dolor o
miedo, sino que era causado por el más puro placer que jamás había sentido. Y
es que una callosa y cálida mano frotaba delicadamente un costado de su cuello,
por lo que sin poder evitarlo, comenzó a ronronear con gran gusto. Sin ser
consciente que su señal de confusión, fue tomada por el lobo como señal de
sumisión, por eso éste tocando su cuello demostrando que gustosamente la
aceptaba.
[1]
El laringoscopio es un instrumento médico
simple, que sirve principalmente para examinar la glotis y las cuerdas vocales.
Y bien ¿qué les pareció?... Por favor no duden en comentarlo, ¡ah! por cierto les diré que en el próximo capítulo se sabrá por fin el nombre de mi lindo gatito, bueno es de Daniel pero ustedes me entienden XD. Así que por el momento eso es todo, pero pronto regresare con más de mis locuras q(^o^)p...
Hola!!!
ResponderEliminarMe gusto lo que explicaste respecto a los mundo, me gusta ya que a mi me gusta imaginarme los mundo que leo :D
Y otra cosa que me encanta es el hecho de que subes capitulos diarios agdfagd no me dejas que me desespere ni un momento jajaja ya que se que al siguiente dia sabre que pasa ♥ OMG ya conoceremos el nombre de mi gatito :D
Muchas gracias por este tercer capitulo y obvio por todo tu trabajo lady dragón ♥
Hola Lady Dragon Gracias por el capi. Me encanta como vas introduciendo el sentir de los personajes secundarios (en este caso el de Doc) porque eso nos motiva para querer saber más sobre ellos. Besos =)
ResponderEliminarHola me gusto mucho me encanta que expliques un poco a los personajes secundarios de los que seguiremos leyendo mas adelante =)
ResponderEliminarme encanta y ya desesperada por ver como evoluciona.Gracias por subir a diario ,eso me ayuda a no desesperarme.
ResponderEliminarEl capitulo estuvo muy bien estoy deseando leer el siguiente
ResponderEliminarME GUSTO MUCHO AUNQUE EL Q EL GATITO TENGA TANTO MIEDO ME MOLESTA ESPERO QUE PAGUEN AQUELLOS QUE LO MALTRATARON Y ME SUPO A POCO GRACIAS
ResponderEliminarhola lady, gracias por otro capi!!!! pobre nuestro gatito, espero que se recupere pronto...y Daniel lo llene de mimos!!! jiji me encanto el personaje del doc, se ve que es compasivo y todavía no se ha convertido en un robot como todos los médicos jajaja besos
ResponderEliminarHola lo poco que he leido me encanta mi problema es que odio tanto los libros como series o peliculas por capitulos por que mi impaciencia me puede por ello creo que esperare aque lo termines pero me ha encantado y haora me estare mordiendo las uñas una temporada ufff bueno sigue con la historia que la escribes muy bien y estoy muyn intrigada jejeje , por cierto gracias por dejar parte a nuestra imaginacion eso me gusta mucho muchas gracias por compartir y besitos
ResponderEliminarme esta gustando muchísimo tu historia y no puedo esperar por los próximos capítulos. me gusta que no ubique la historia, no se se mas hace mas cercana.
ResponderEliminargracias
gracias apenas hoy me di cuenta que estabas escribiendo una historia,me ha encantado ,gracias por compartirla ,espero sigas escribiendo ya me estoy comiendo las uñas por saber que mas pasa,jajajja.
ResponderEliminarHola, me encanta tu idea de no poner nombre de lugares. He ambientado esta historia en las calles y pueblo de mi país. Y es magnífico que podamos utilizar a máximo nuestra imaginación. Gracias por ello y por este nuevo capítulo.
ResponderEliminarMe gusta mucho que incluyas a los otros miembros de la manada, esto nos permite hacernos una idea de sus personalidades y que tipo de manada es. Muchas gracias por compartir la historia.
<3 Besos <3