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Hola a tod@s, ¡wooow! tres actualizaciones en tres días consecutivos si que estoy activa, bueno esta es la recompensa por mis largos periodos de ausencia >o< ... Aunque esto es un arma de dos filos, porque luego me quedo sin material para las próximas actualizaciones XD, pero creo que vale la pena para aquellos que están leyendo la historia, pues no tienen que esperar mucho para continuar la lectura.
Aprovechare de una vez que estoy hablando del tema para responder la pregunta de monica m y de un anónimo: la publicación de los capítulos será uno por día, salvo que haya algún problema técnico o de tiempo, entonces tratare que la actualización sea a más tardar el tercer día, esto al menos en los primeros 14 capítulos que ya tengo terminados. Además con sus comentarios me están animando para seguir escribiendo lo que falta.
Y hablando de escribir tengo que decirles, que yo comparto la opinión de varios de los comentarios, yo también amo a mi pobre gatito porque tengo una debilidad por los mininos (aunque no se note por como hago sufrir al pobre, solo recuerden que su historia tendrá un final feliz ^o^, así que espero compensar al pobre de esta manera) y era un deseo hacer mi primer novela de cambiaformas, con uno como protagonista.
También debo hacer hincapié en algo que monica m menciono, y de lo cual tiene toda la razón, aún no se da a conocer el nombre del minino y todavía falta unos capítulos para conocerlo. Si se preguntan porqué, lo hice así porque creí que de esta forma acentuaba más el sentimiento de soledad y aislamiento en el que vivía mi adorado gatito, pero ustedes me dirán si este efecto se logra oh creen que es mejor decir el nombre antes.
Bueno creo que ya no les entretengo más, aquí esta el capítulo dos, espero lo disfruten ^o^...
CAPÍTULO
2
Diego
y él giraron la cabeza cuando oyeron la puerta abrirse, revelando
inmediatamente un cuerpo extremadamente escuálido. Así como el penetrante aroma
del valioso shampoo de Dana. No entendía como la loba podía usar algo con un
olor tan fuerte. Esa porquería hacia que la fina nariz lobuna, picara un
infierno si se estaba cerca.
<<¿Y luego se pregunta por qué
todos los lobos machos a los que apunta, salen despavoridos cuando se acerca a
ellos?>>
Sin
embargo y a pesar de que ya le habían dicho eso, ella seguía obsesionada con
ese maldito shampoo, usándolo para reuniones especiales. Decía algo como que le
daba glamur o alguna mierda parecida. Incluso llegaba al punto de cuidar, como
si fuera un tesoro, el maldito frasco de esa asquerosa sustancia.
<<Lo va a ahorcar cuando se entere
que lo utilizó… Creo que el traje no será lo único que tendrá que pagar>>
Alan
rió internamente por ese pensamiento, a pesar de que su rostro sólo mostraba
molestia por el nuevo olor en el ambiente.
<<Bueno, primero apestaba a basura
y ahora apesta a esa asquerosa cosa. Creo que al chico solamente le gusta estar
apestando a porquerías por costumbre>>
Retrocedió
discretamente unos pasos, tratando de alejarse del radio en que lo alcanzaba el
aroma de forma más intensa. Vio por el rabillo del ojo que su amigo Diego hacia
lo mismo, pero se centro nuevamente en el chico frente a él.
―¿Por qué rayos no te
vestiste? ―Alan
no quiso que su voz sonara tan seca y golpeada, pero no pudo evitarlo, estaba
molesto de que cerca del chico su nariz sufriera tanto.
El
muchacho como era natural se encogió temeroso pero no contestó, en su lugar
señaló dentro del baño hacia la cesta de ropa sucia. Claro, no podía vestirse
si no tenia con qué. Alan se golpeo mentalmente, por habérsele olvidado algo
tan importante como eso. Así que se giro hacia su amigo en busca de ayuda.
―Diego podrías ir conseguir
algo para nuestro inv… ―Y por
segunda vez en esa tarde Alan, no alcanzo a terminar lo que quería decir. Esta
vez se interrumpió al ver como el renacuajo había aprovechado esos segundos
de distracción, y la distancia que había
entre los tres, para correr por el pasillo lateral huyendo de ellos.
Eso
obtuvo una reacción instintiva tanto a Diego como en él. Por naturaleza eran
cazadores y el estúpido humano al correr, de la manera en que lo hizo, se
acababa de convertir en su presa. La cual no iba a llegar muy lejos, porque
ellos eran más rápido al ser cambiaformas.
O al
menos eso habían pensado cuando en menos de diez segundos, le habían casi dado
alcance. Pero entonces ante sus ojos y en un pestañeo, el chico se convirtió en
un gato dejándolos rápidamente atrás.
<<¿¡Pero
qué rayos!? ¡También es un cambiaformas!>>
Aquello
les enfureció de sobre manera, no solo era un estúpido felino, sino que además
había entrado en su territorio con engaños, y eso no se lo iban a perdonar. El
enojo era tal, que ellos también cambiaron, para poder seguirle el paso al
escurridizo animal que tenían enfrente. Diego dio voz de alarma con un largo aullido. Los refuerzos no se hicieron
esperar, apareciendo por algunos de los recodos del lugar.
Fue
Issac quien salió frente al gato cortándole el paso. Lo siguiente que vio, hizo
que le diera algo de crédito al animalejo. En una maniobra prácticamente
imposible, logro no acabar en las fauces del lobo por centímetros, haciendo un
giro espectacular para dar la vuelta y tratar de escapar por allí. Lastima para
éste, que ya todos ellos le habían cercado, dejándolo sin ruta de escape.
Daniel
puso los codos sobre su escritorio, juntando sus manos con los dedos entrelazados
en un apretado puño, apoyando en ellos su frente. Cerró los ojos mientras suspiraba,
para después maldecir en voz baja por centésima vez, en menos de quince minutos.
No sabía lo que le pasaba, pero maldición, se sentía muy intranquilo.
Tampoco
entendía que rayos se había apoderado de él, para haber llevado hasta su
territorio al humano. No solo olía fatal, sino que ni siquiera era su tipo. No
es que hubiera estado con muchos amantes. La verdad, no había tenido uno en sus
noventa años de vida. A veces era realmente un asco ser un Alfa. Como tal tenía
muchas responsabilidades, y además siempre debía anteponer las necesidades y
los deseos de su manada, a los suyos propios, en casi todas las cuestiones.
Incluida su vida sexual.
Acostarse
con cualquiera no era una opción, la posición de poder que tenía, traía
consecuencias catastróficas dentro de la manada. Así, un simple revolcón para
el desahogo de la libido natural, le conferiría al otro una posición
privilegiada sobre los demás, y con ello surgían disputas internas que sólo le
traerían dolor de cabeza.
Según
le había instruido su mentor, y antiguo Alfa, el simple hecho de que el acto
sexual de cualquier tipo se consumara, dejaba una marca inamovible en el otro
que le señalaría como pareja Alfa. No importaba si se trataba de un miembro de
la manada o si pertenecía a otra, tampoco importaba si era hombre o mujer, el
resultado sería el mismo.
Por
ello recibió el aconsejo de no tener sexo con nadie, a menos que encontrara a
su pareja destinada, o tuviera la intención de tomar a alguien como sustituto al
no encontrarla. Algo que a Daniel nunca le había pasado por la mente, en todos
esos años. A pesar de que tenía que admitir que se había sentido atraído a
varios hombres a lo largo de su vida, pero la atracción nunca fue lo
suficientemente fuerte como para renunciar a la esperanza de encontrar aquel,
que sólo fuera para él.
Y el
chico con el que choco hoy, no coincidía ni mínimamente con las características
de aquellos pocos, que habían logrado hacerle girar el rostro capturando su mirada,
y hacerle excitarse un poco con lo que veía. Cierto que el chico era más bajo
que él, lo que sin duda le gustaba en un hombre. Pero eso no quería decir que
le gustaran tan pequeños como esté lo era.
Con
un metro con sesenta y cinco centímetros como aproximadamente cálculo que
mediría, el humano apenas alcanzaba su pecho, ya que él medía un metro con
noventa. Una de dos opciones: o al chico terminaría doliéndole el cuello por
estar volteando hacia arriba todo el tiempo, o a él le terminaría doliendo la
espalda por agacharse tanto.
<<¿Y por qué diablos estoy
pensando en eso? Para que algo así suceda se necesitaría que pasara un muy
largo periodo de tiempo, y no solo una jodida de una noche.
No puedo estar contemplando ese escenario,
es más, ni siquiera debería considerar el hecho de follarlo. Apuesto a que si lo
intentara, terminaría destrozándolo antes de siquiera empezar>>
El
muchacho no solo era un simple humano, sino que además estaba tan flaco que Daniel
fue capaz de sentir todos los huesos de su cuerpo. Aun con todo y que llevaba la
ropa puesta, cuando le sostuvo de la cintura mientras caían. Y eso era otra de
las cosas que le inquietaban, ¿Por qué demonios él había hecho hasta lo imposible,
por evitar que el humano se dañara al caer, protegiéndole con su propio cuerpo?.
Cierto
que él era un Alfa, y eso se traducía a que por instinto era protector. Pero
generalmente eso sólo se aplicaba para los miembros de su manada, o si se
quería ampliar el panorama, con todos los de su especie, que por supuesto no le
desafiaran por el puesto de Alfa, o fueran unos pendejos. Pero nunca ese
instinto había sido dirigido hacia los humanos.
Lo
máximo a lo que llegaba, era a tener precaución con ellos, por ser más frágiles
que los cambiaformas. Pero eso era, sobre todo, para evitar sospechas hacia los
suyos. Sin embargo, de allí a tener ese sentimiento de preferir morir antes de
que le pasara algo malo a un humano, nunca.
Bueno, no al menos, hasta hoy. Y lo peor de todo era que la angustia que sentía
en el pecho, se iba incrementando con cada segundo que pasaba y no sabía nada
del humano.
<<¡¿Por qué demonios demora tanto?!>>
Frustrado
se levanto violentamente haciendo que de su silla cayera, con un estrepitoso ruido
que a él por supuesto, no le importo en lo más mínimo. Camino rápidamente hacia
la puerta pero antes de siquiera tocar la perilla, regresó enojado hasta su
escritorio de roble macizo. Golpeó la superficie con su puño, astillándola y
dejando una grieta, que iba de un extremo al otro, a lo ancho de esta. Un poco
más y la hubiera partido a la mitad, por suerte en el último segundo pudo
controlarse un poco, disminuyendo su fuerza.
<<Cuando María vea lo que hice se
va a enojar conmigo...
¡Rayos! ahora va a sermonearme sobre no
dañar el mobiliario cada vez que me enoje, o de lo contrario los voy a dejar
sin nada en menos de tres días.>>
Ese pequeño
pensamiento le distrajo un poco y aligero su humor. No como lo hubiera querido,
pero lo suficiente para lograr que recuperara la compostura. Levanto la silla para
sentarse nuevamente, esperando a que la puerta se abriera y el pequeño hombre
entrara por ella.
<<Aunque he admitir que tiene los
más increíbles ojos color ámbar que haya visto jamás. Son tan grandes y
expresivos, enmarcados por tupidas pestañas negras. Hacen buen contraste con su
piel morena, y su cabello de un negro azuloso como el ala de los
cuervos.>>
Aunque
con toda la suciedad que tenía, apenas fue capaz de distinguir ese último
rasgo. Sin poder soportar estar un segundo más allí sentado sin hacer nada, se
levantó nuevamente pero esta vez con movimientos lentos y medidos. No quería
dañar también la silla, o el sermón de María se extendería de media hora a una
hora y media.
Dirigió
sus pasos hacia el mini bar que tenía allí, tal vez un trago lograría
relajarlo. Debido a su acelerado metabolismo el alcohol salía rápido de su
sistema. Pero no lo suficiente como para no tranquilizarlo por un pequeño
momento. Acababa de servirse un coñac, el cual le hacía recordar los
hechizantes ojos del joven, que parecían haberse grabado con fuego en su
cabeza, cuando escucho el aullido de alarma que indicaba que había un intruso
en su territorio. La piel se le erizo y la ira bullo dentro de él.
<<¡Mi humano está en peligro y no
estoy cerca para protegerlo!>>
Tal
era la furia que sentía, que no se percato que había pensado en el chico como
suyo. Sin perder ni un segundo trasmuto en un lobo de pelaje blanco salpicado en
las orejas, cola y un gran lunar en el lomo, con varios tonos que iban de beige
dorado hasta el café claro.
A
pesar de provenir de una manada del bosque de lobos grises, el color de su
pelaje y mayor tamaño, se los debía a su madre que venía de una manada del
ártico. Fue el único de los tres hijos que ella tuvo, que heredo más fielmente sus
rasgos. Los dos hermanos de Daniel se parecían más a su padre y solo heredaron
el tamaño de su madre.
Sin
perder tiempo Daniel se lanzo hacia la puerta reventándola en el proceso, esta
vez sin la mínima preocupación por lo que diría María. Lo único en su mente era
llegar hasta donde se encontraba el intruso y acabar con él, antes de que
lastimara a su frágil humano.
Al
principio le pareció que la estructura de su nuevo hogar era perfecta, teniendo
tres barreras de protección. La primera consistía en el descubierto terreno que
rodeaba la casa, de manera que se pudiera ver claramente si alguien estaba
atravesándolo para llegar a ella.
En
el caso de que por pura suerte lograra pasar a los centinelas, el segundo
obstáculo consistía en que, tanto en la primera como segunda planta, no había
ninguna ventana o puerta por la que se pudiera entrar o ver el interior. Excepto
la puerta principal que siempre tenía a un centinela haciendo de gorila
custodiándola.
Pero
sí incuso con eso, y por algún milagro lograban entrar, el diseño de la primera
planta era el tercer obstáculo. Tenían un intrincado diseño que parecían una
especie de laberinto, con pasillos sinuosos que serpenteaban, algunos de ellos
incluso llevaban a caminos sin salida. Solo había una puerta por la que se
podía acceder a la segunda planta y se abría solamente con la huella digital de
los miembros de la manada. Planta donde se encontraban las habitaciones principales
y su oficina.
Además
también había una patrulla interna para cualquier eventualidad, como lo era la situación
actual. Pero ahora toda esta seguridad interior era lo que estaba retrasándolo
e interponiéndose, entre él y la amenaza que ponía en peligro la seguridad, de
aquel ser que se suponía debía proteger.
Cuando
por fin llego a donde sus hombres
tenían rodeado al intruso, se detuvo en el marco de la puerta. Confundido
cuando sintió intenciones homicidas, pero no hacia el felino que allí se
encontraba, sino hacia los miembros de su propia manada. Aquel sentimiento se
estrello contra él, como un puño golpeándole en el estomago sacándole todo el
aire, y haciéndole difícil el respirar.
<<¡¿Qué carajos me está pasando?!>>
No hubo
tiempo para responder a esa pregunta, porque en ese preciso instante, Zac logro
encajar sus fauces en una de las patas traseras del pequeño gato negro, sacudiéndolo
fuertemente para después soltarlo con brusquedad haciendo que se estrellara contra la pared
cercana.
Tan
rápido como un rayo, Daniel cruzo la distancia que le separaba de todos.
Envistió a los dos lobos, que se acercaban al felino tirado en el piso,
lanzándolos a varios metros lejos de él. Interponiéndose entre su manada, protegió
al gato con su propio cuerpo.
Plegó
sus orejas y frunció sus belfos mostrando sus colmillos, en una clara postura
de agresividad en aumento. Inmediatamente todos los demás lobos adoptaron
posturas de sumisión, no queriendo despertar la ira de su líder, a pesar de la
confusión que sentían al verlo defendiendo al intruso.
En
ese instante el desvalijado cuerpo cambio, revelando su forma humana, mostrando
así de quien se trataba. El brusco cambio era sin duda alguna, un claro signo de
que el felino había perdido el conocimiento. Respirando profundamente, Daniel trató
de controlar su furia ante ese conocimiento.
Esa sencilla
acción, trajo todos los aromas que había en la habitación, hacia su nariz. Y
fue entonces que todo tuvo sentido para Daniel. Allí, entre todas las esencias,
flotando en el aire mezclado en el inconfundible aroma de la sangre, estaba el
olor único y característico de su pareja destinada.
Cuando
se topo con él pequeño hombre bajo la lluvia, varios olores le habían impedido
reconocerlo. Pero al parecer inconscientemente sí que lo había hecho, despertando
dentro de él el más puro instinto de su lobo que le incito con urgencia a que
lo llevara hasta su hogar, donde podría mantenerle seguro.
Tarea
en la que definitivamente, y de la manera más miserable, él y solamente él, había
fallado. Ese conocimiento fue lo único que evito que despedazara a los miembros
de su manada, por haberse atrevido a tocar a su pareja. Aunado también a la
gran preocupación que le invadió, por la condición de su pequeño minino.
La
mordida, sacudida y golpe estaba claro que le hubiese lastimado, pero para un cambiaformas,
esa clase de daño únicamente hubiera causado desorientación, junto con un poco
de debilitamiento. Definitivamente no le hubiera dejado inconsciente de manera
tan repentina. Eso solamente podía significar que el estado físico de su pareja
era malo, y debía actuar rápido si no
quería que algo fatal e irremediable ocurriera. Sin vacilación cambio y comenzó
a ladrar órdenes a sus hombres.
―¡RÁPIDO VAYAN POR DOC, MI
PAREJA NECESITA ATENCIÓN URGENTE!
A
pesar de que estaban lívidos por el shock, y el miedo que se mezclaban en
partes iguales dentro de ellos, ante las palabras dichas por su Alfa y el
significado que estas conllevaban, no se quedaron congelados en sus lugares.
Las implicaciones de lo que sucedería si le pasaba algo malo a la pareja del Alfa,
era algo que ninguno de ellos quería saber.
Por
lo que todos los presentes cambiaron rápidamente, y empezaron a movilizarse, ya
sea para cumplir sus órdenes, o a ayudar en lo que podían. Para Daniel nada de
eso importaba, el resto del mundo se desvaneció, todo su ser y sentidos se
centraron en el pequeño cuerpo tendido en el suelo. Con cuidado lo tomó entre
sus brazos poniéndolo sobre su regazo, en un intento de confortarlo y
confortarse al mismo tiempo.
Alguien Inmediatamente se acerco con una manta
cubriendo rápidamente ambos cuerpos desnudos. En otro momento Daniel hubiera
agradecido el gesto. Claro, eso después de sacarles los ojos a todos los que
vieron a su pareja desnuda. Pero en ese instante su cerebro era incapaz de
percibir lo que sucedía alrededor.
La
preocupación era todo lo que su mente era capaz de asimilar, siendo más que consciente,
de la grave situación en la que se encontraba su pareja. Era de conocimiento
básico, el saber que todos los cambiaformas tenían grandes cantidades de
reservas almacenadas en sus cuerpos. No solo las transmutaciones requerían de
una gran cantidad de energía, también el sanar con rapidez lo hacía.
La manera
en que sus cuerpos la guardaban dependía de la especie a la que se pertenecía.
Algunos cambiaformas contaban con una mayor musculatura, que no requería de
ningún trabajo u esfuerzo para obtenerla. Otros tantos tenían una estructura
robusta y gruesa, otros pocos, engañosamente parecería que tenían sobre peso, y
la lista crecía y crecía.
Pero
su pequeña pareja estaba casi esquelética, indicio indudable de que las circunstancias
que atravesaba, eran tan malas que había acabado con la gran mayor parte de sus
reservas. Y sin ellas, era incluso más indefenso y frágil que un ser humano
normal. Únicamente el hecho de volver a cambiar, o incluso de que su cuerpo
quisiera curarse, podría matarlo.
<<No, no, no… esto no puede estar
pasando, no puedo perderlo, no cuando acabo de encontrarlo>>
Cerrando
los ojos Daniel comenzó a rezar a cualquier divinidad que le escuchase, para
que le dieran la oportunidad de sostener a su pareja en sus brazos, por el
resto de sus muy largas vidas. Sin poder evitarlo, terror puro se arraigo en lo
más profundo de su corazón.
Aferró
con más fuerza el pequeño cuerpo de su pareja, sin ejercer demasiada presión
para no causar un daño mayor. Y entonces, aún en medio en su estado de aturdimiento,
sintió la presencia de alguien repentinamente muy cercana de los dos. Al estar
en un estado mental inestable, su parte animal tomo totalmente el control, y
reaccionando en consecuencia.
Percibió
al ente como una amenaza para él, pero sobre todo para la preciosa carga en sus
brazos. Sus caninos crecieron e inmediatamente, lanzó un ataque con sus
potentes mandíbulas y afilados colmillos, por desgracia no logro desgarra nada,
lo que desato más su furia. Estaba listo para lanzar otro ataque, cuando unas
palabras lograron atravesar la neblina en la que estaba envuelta su mente.
―…así podre salvar a tu
pareja…
Daniel
sacudió su cabeza tratando de esclarecerla, sabía que conocía esa voz. También
sabía, de alguna manera, que esas palabras eran ciertas. Parpadeo un par de
veces para poder aclarar su borrosa vista, y finalmente pudo distinguir a la
persona que estaba en cuclillas frente a él. Era Doc, él ciertamente podría
ayudarle a salvar a su pareja.
Pero
para que eso pudiera suceder, sabía que debía de entregárselo, más su lobo
bullía de rabia con el solo pensamiento de entregar a otro, lo que era suyo por
derecho. Mientras que su parte humana le apremiaba a que lo hiciera si no
quería perderle. Doc debió de ver la lucha interna que estaba librando Daniel en
su interior, porque levantándose, le ínsito a que él también se pusiera de pie
y llevara el mismo a su pareja hasta la enfermería.
Y bien ¿qué les pareció?... Por favor no duden en comentarlo, y como pueden ven no estoy poniendo ningún número de comentarios para actualizar pronto, pero ya que estos son los que me anima a seguir escribiendo espero me hagan saber su opinión, yo les estaré eternamente agradecida. Por el momento eso es todo, esperen muy pronto más de mis locuras q(^o^)p...
Me encanto ya Daniel supo que era su pareja ahora falta saber que piensa el gatito de ser pareja de un lobo estoy ansiosa de leer el siguiente capitulo
ResponderEliminarHola!!!
ResponderEliminarMil gracias por actualizar tan seguido, así no me muero de la intriga del saber que pasa jajaja con respecto a lo del nombre del minino, a mi en lo personal me encantaría saber su nombre pero si ti sientes que es mejor esperar yo lo haré :D
Aunque no me gusta nada leer x capitulos,te dire que esta historia engancha de verdad.Espero poder leerla entera muy pronto...¡¡Animo y sigue escribiendo!!!!Un beso.
ResponderEliminarHola!Ya me tiene totalmente enganchada la historia.Ya el prólogo me gustó bastante pero pensé que había que esperar un poco y ver cómo se desarrolaba para ver si no perdía interés.Y aquí sigo con ansias de ver tus actualizaciones...
ResponderEliminarGracias por otro capitulo fantastico y por actualizar todos los dias espero con ansia el siguiente capitulo
ResponderEliminarHola Ely me encantó el capi. Coincido contigo en que la falta de nombre del gatito acentúa el sentimiento de soledad y me parece bien que todavía no se de a conocer. Me alegra un montón que al fin alguien proteja al gatito.
ResponderEliminarME GUSTA GRACIAS ESPERANDO EL PROXIMO
ResponderEliminarme encanta.muchas gracias.besos y animo
ResponderEliminarMe esta pareciendo sumamente interesante la historia. Gracias por compartirla. Un gran abrazo.
ResponderEliminarhola lady, me encanto el capi, que suerte que Daniel ya sabe que es su pareja!!! ahora a cuidarlo jijij, y lo del nombre a lo mejor lo sabemos cuando le hable a su pareja..feliz fin de semana, besos
ResponderEliminarHola, Lady. Me gusto mucho, pobre gatito y pobre Daniel.
ResponderEliminarYa estoy deseosa de leer el próximo.
Besos y muchas gracias por compartir.
me encanto amo al pequeño gatito kyaaaa me he enamorado de ese personaje jejeje la historia en general por eso sigue así animo XD
ResponderEliminarHola, Lady :D
ResponderEliminarmuchas gracias por el capi, estoy deseando leer la historia completa, besosss
genial, este capitulo ha sido muy bueno, sigue adelante
ResponderEliminarGracias por el capítulo, adore a Daniel. Espero que el Doc pueda ayudar al gatito, pobre cuando recobre el conocimiento estoy segura que tendrá mucho miedo. De nuevo gracias por subir un capitulo por día. Besos
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